En anatomía ocular, el ojo se divide en 3 capas. La capa mas externa es llamada esclera, es la parte blanca del ojo que vemos en cada uno de nosotros y que continua hacia atrás. La capa mas interna es la retina, una delgada lamina de tejido nervioso encargada de procesar la luz y convertirla en imágenes. La retina puede verse a través de un fondo de ojos con dilatación pupilar. En el medio de estas dos capas esta la úvea. Desde la parte posterior del ojo se compone de la coroides y hacia anterior el cuerpo ciliar y el iris. Estos 3 componentes tienen una anatomía, histología y función única.
Para todo proceso inflamatorio en el cuerpo se usa el sufijo “itis”, por eso uveítis significa una inflamación en la úvea. La uveítis puede ocurrir en respuesta diversos estímulos. Puede afectar individuos de cualquier edad con su pico máximo entra la tercera y cuarta década. Esta influenciada por diversos factores incluyendo genéticos, étnicos, geográficos y ambientales. Es responsable de mas de 30.000 casos de ceguera legal por año en Estados Unidos.
La inflamación puede ser aguda, sub-aguda o crónica. La aguda se caracteriza por congestión ocular, dolor y fotofobia.
Una de las dificultades en entender la uveítis, ya sea para pacientes y doctores de otras especialidades debe a que:
Muchas de las uveítis son un desafío diagnóstico y con frecuencia se arriba al mismo luego de varias visitas y diferentes exámenes.
Hay muchas causas de uveítis. En muchos centros locales y en el mundo, es un tema tan grande y a veces tan complejo que existen especialistas en uveítis.
La uveítis puede resultar de una infección ocular como por ejemplo por el virus del herpes o por un hongo como la histoplasmosis. Los parásitos pueden estar involucrados también, como la toxoplasmosis.
Puede estar asociado a enfermedades autoinmunes, sin necesidad de otras partes del cuerpo estar afectadas.
Muchas veces etiquetamos la causa como “idiopática”, es decir que no sabemos el motivo exacto. En estos casos normalmente se sospecha de alguna causa autoinmune que aun no podemos descubrir.
La uveítis se clasifica según la zona anatómica del ojo comprometida:
Debido al gran espectro de enfermedades que cursan con uveítis y a las diferentes causas de uveítis per se, para un mismo paciente se suele requerir múltiples estudios de salud. Estos incluyen exámenes de sangre, radiografías o tomografías computadas, necesitando incluso a veces una muestra del liquido intraocular.
El tratamiento de la uveítis apunta a lograr los siguientes objetivos:
Así como la naturaleza de la uveítis es variable, el tratamiento también difiere considerablemente según el caso. Los corticoides tienen un rol fundamental, sobre todo en el comienzo, pero hoy en día con la llegada de nuevas terapias immunomoduladoras los esquemas se han modificado. Estas terapias muchas veces se combinan, y en ocasiones, con el uso de gotas o inyecciones ya sean perioculares o intraoculares. Es importante destacar que el tratamiento puede ser multidisciplinario, requiere de profesionales con conocimiento actualizado en este tipo de drogas. Esta tarea suele ser llevada a cabo por reumatólogos.
En casos crónicos se pueden usar drogas intraoculares, algunas con posibilidad de durar hasta por varios meses. A continuación unos ejemplos de un implante Retisert, un implante con corticoide de liberación lenta que puede durar hasta 2 años:
El pronóstico depende del tipo de uveítis o de su etiología. Sin embargo, con un diagnóstico y tratamiento temprano, y con las nuevas drogas que logran un control a largo plazo de la inflamación, el pronóstico visual ha mejorado considerablemente. Esto incluye la mejoría en el control y prevención de los efectos adversos que suelen ocasionar las grandes dosis de corticoides.
La uveítis suele ser una enfermedad crónica, a veces la inflamación desaparece por años hasta que recurre. Es difícil decir que una uveítis esta curada pero si podemos decir esta bajo control.